A ya más de un año de la pandemia provocada por el SARS- COV2, nuestras vidas "gradualmente" se han ido adaptando a la nueva situación. Esta nueva normalidad va sentando sus bases. Es una realidad, como todas, variopinta: quienes actúan como si nada hubiera pasado regresando a comportamientos pre-pandemia hasta los que alertan que el virus sigue circulando y mutando y que debemos seguir con extremas precauciones, aún después de vacunados.
Lo que es cierto y es una verdad establecida por la ciencia es de que los virus y demás parásitos no solo nos rodean, sino que conviven con nosotros compartiendo el Planeta no solo en estos días, sino desde que existimos como homo sapiens.
Los virus y parásitos son parte del Planeta y hay cientos y quizá miles de ellos aún incluso hoy desconocidos. Circulan como nosotros circulamos por las calles; "brincan" de animales a animales y de animales a humanos en formas impredecibles.
El gran problema es cuando alguno de ellos se hace mortal para nosotros; cuando no, como el que causa la gripe, pues solo nos produce molestias y puede no pasar a mayores si nos cuidamos. Pero con este SARS-COV2, por las propias leyes naturales se hizo mortal para un porcentaje de la población con determinadas características.
Así que creo que parte de esta nueva realidad debiera ser tomar conciencia de que los virus están aquí para siempre y que por la combinación de múltiples factores, pueden llegar a ser terriblemente mortales.
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