El diseño no es simplemente el aspecto
superficial de un producto, es la esencia del producto.
“En el vocabulario de la mayoría de la
gente, “diseño” significa “carcasa”, pero para mi no podría haber un concepto
más alejado del significado del diseño. El diseño es el alma fundamental de una
creación humana que acaba por manifestarse en las sucesivas capas exteriores.”
–Steve Jobs
El
diseño determina la ingeniería, y no al revés.
En la mayoría de las empresas, la
ingeniería tiende a ser la que determina el diseño. Los ingenieros plantean sus
requisitos y especificaciones, y entonces los diseñadores crean cubiertas y
tapas que puedan acomodarlos. Para Jobs, el proceso tendía a funcionar en
sentido inverso. Durante los primeros días de Apple, Jobs había aprobado el
diseño de la carcasa del primer Macintosh, y los ingenieros tuvieron que
conseguir que sus placas y componentes cupieran en ella. Lo mismo sucedió con
el iPod, iPhone y iPad.
Tras su destitución, el proceso en Apple
se invirtió para volver a estar dirigido por los procesos de ingeniería. “Antes
de que Steve regresara, los ingenieros decían: “Aquí están las tripas” (el
procesador y el disco duro), y entonces se las mandaban a los diseñadores para
que las metieran en una caja –comentó el director de marketing de Apple, Phil
Schiller–. Cuando haces las cosas así, obtienes productos horribles”. Sin
embargo, cuando Jobs regresó y entabló relación con Ive, la balanza volvió a
inclinarse hacia los diseñadores.
A veces esta técnica podía dar malos
resultados, como cuando Jobs e Ive insistieron en utilizar una única pieza de
aluminio pulido para el borde del iPhone 4, aun cuando los ingenieros les
alertaron de que aquello podía hacer que antena fuera menos efectiva. Sin
embargo, por lo general, la distintiva apariencia de sus diseños –en el iMac,
el iPod, el iPhone y el iPad– sirvió para distinguir a Apple y conducir la
empresa a los triunfos obtenidos durante los años siguiente al retorno de Jobs.
Diseñar
es un proceso integral.
Como resultado, el proceso de diseño de
un producto en Apple se encontraba íntegramente relacionado con el proceso de
montaje y producción. Para ello hacía falta una colaboración completa entre los
diseñadores, los desarrolladores del producto, los ingenieros y el equipo de
producción.
Jony Ive, a diferencia de algunos
diseñadores, no se limitaba a crear hermosos bocetos, también se preocupaba por
cómo iba a funciona el montaje y los componentes internos.
“La diferencia que ha supuesto Jony, no
solo en Apple sino en todo el mundo, es inmensa. Es una persona tremendamente
inteligente en todos los sentidos. Comprende los conceptos empresariales y los
publicitarios. Asimila la información al instante, de forma automática.
Comprende cuál es el núcleo de nuestra filosofía mejor que nadie. Si tuviera
que nombrar a un compañero espiritual en Apple, ese es Jony. Los dos
reflexionábamos juntos sobre la mayoría de los productos y después llamábamos a
los demás y les preguntábamos: “Oye, ¿qué les parece esto?, Él comprende cuál
es el propósito general además de los detalles más insignificantes de cada
proyecto, y entiende que Apple es una compañía consagrada a sus productos. Ive
no es un simple diseñador, y por eso trabaja directamente para mí. Tiene más
poder operativo que nadie en Apple salvo yo. No hay nadie que le pueda decir
qué debe hacer o que pueda echarlo de un proyecto. Así es como he dispuesto las
cosas.” –Steve Jobs
La
ingeniería no debe comprometer un diseño.
Rubinstein, director de hardware, chocaba
constantemente con Jony Ive. Ive siempre estaba forzando los límites con
diseños deslumbrantes pero muy difíciles de fabricar. El trabajo de Rubinstein,
por naturaleza más cauto, consistía en lograr que el hardware se construyera de
una forma práctica, así que a menudo se producían encontronazos. Estaba, por
ejemplo, el caso de los tornillos que sujetaban las asas del Power Mac G4. Ive
decidió que debían tener un acabado y una forma concretos, pero Rubinstein
pensaba que aquello sería “astronómicamente” caro y que retrasaría el proyecto
durante semanas, así que vetó la idea. Su trabajo consistía en acabar los
productos, lo que significaba que tenían que llegar a soluciones de compromiso.
A Ive le parecía que aquella postura era opuesta a la innovación, así que
decidió a la vez puentearlo para hablar con Jobs y rodearlo para llegar a los
ingenieros de los puestos intermedios. “Ruby decía: “No podemos hacerlo,
supondrá muchos retrasos”, y yo contestaba: “Creo que sí que podemos”. Y yo lo
sabía a ciencia cierta, porque había trabajado a sus espaldas con los equipos
de producción.” En este y otros casos, Jobs se puso de parte de Ive.
El
diseño al frente, incluso para definir la estrategia empresarial.
Cuando Jobs estaba sano y trabajaba en su
despacho, acudía casi a diario a comer con Ive y paseaban alrededor del estudio
de diseño de Apple por las tardes. Cuando entraba, podía inspeccionar las mesas
y observar el despliegue de productos proyectados, sentir cómo podían incluirse
en la estrategia empresarial de Apple y comprobar con sus propias manos la
evolución de cada uno de los diseños. Normalmente los dos realizaban a solas el
recorrido, mientras los otros diseñadores levantaban la vista de su trabajo
pero mantenían una respetuosa distancia. Si Jobs tenía alguna consulta
concreta, podía llamar al jefe de diseños mecánicos o a algún otro de los
subalternos de Ive. Si algo le entusiasmaba o despertaba en él alguna idea
sobre la estrategia empresarial, podía recurrir al director de operaciones, Tim
Cook, o al jefe de marketing, Phil Schiller, para que se unieran a ellos.
“Esta gran sala es el único lugar de la
compañía donde puedes echar un vistazo alrededor y ver todo aquello en lo que
estamos trabajando. Cuando Steve entra, se sienta a una de esas mesas. Si
estamos trabajando en un nuevo iPhone, por ejemplo, puede que coja un taburete
y comience a jugar con diferentes maquetas y a sopesarlas con las manos,
señalando cuáles le gustan más. A continuación paseamos entre las demás mesas,
él y yo solos, para ver qué rumbo están siguiendo los otros productos. Así
puede hacerse una idea de la dirección en la que avanza toda la empresa: el
iPhone, el iPad, el iMac, los portátiles y todo lo demás que estamos creando.
Esto le ayuda a ver dónde está invirtiendo Apple su energía y cómo se conectan
los diferentes elementos. Puede preguntar cosas como: “¿Tiene sentido seguir
esta dirección? Porque es por este otro camino donde estamos creciendo mucho”.
Consigue ver cómo se interrelacionan los productos, cosa bastante complicada de
lograr en una gran compañía. Al mirar las maquetas de estas mesas, puede ver el
futuro de los próximos tres años. Gran parte del proceso de diseño es una
conversación, un toma y daca que tiene lugar mientras paseamos en torno a las
mesas y jugamos con las maquetas. A él no le gusta enfrentarse a diseños
complejos. Quiere poder ver y sentir una maqueta, y hace bien. Yo mismo me
sorprendo cuando producimos una maqueta y entonces me doy cuenta de que es una
porquería, aunque pareciera estupendo en las imágenes informáticas que habíamos
diseñado. A él le encanta venir aquí porque es un lugar tranquilo y pacífico.
Es un paraíso si eres una persona visual. No hay inspecciones formales de
diseño, así que no hay grandes tomas de decisiones. En vez de eso, nosotros
hacemos que las decisiones sean algo fluido. Como repetimos el proceso a diario
y nunca realizamos estúpidas presentaciones, no tenemos grandes desacuerdos.
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