Pero con el tiempo cada vez aparecían más twits y notas acerca de ese virus; para febrero empecé a checar qué ocurría. La velocidad con que aquel virus lejano y desconocido se instaló en nuestra vida cotidiana fue apabullante y dramático. De pronto el mundo cambió: cerraron escuelas, trabajos, comercios.
Ante lo imprevisible, todos reaccionamos tarde; hoy, lo que parecía una curva, parece más una recta hacia arriba infinita. La carrera científica por la vacuna también ha sido inverosímil: ya a casi nueve meses aparecen las primeras luces en la penumbra. Será el final del tunel?
Sin ser pesimistas, parecería que ya hemos destruido tanto los ecosistemas que es cuestión de tiempo de que "brinquen" más virus de los animales a los humanos o de que este COVID-19 cambie. Me parece que 2020 es un quiebre en lo que hemos construido o destruido: y no se sabe bien a bien para dónde caminamos como especie humana.
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